Lectura del cuento “Funes el memorioso” de Jorge Luis Borges


¿Qué sentiste a leerlo?
Comenzaré por aclarar que, a mi parecer, el cuento narra una situación (un fenómeno) que tiene tanto de ficticio como de posible. Es ficticio en cuanto a la idea racional de que un ser pueda contener todo el saber dentro de sí. Esto resulta metafísicamente imposible: el ente no puede ser el Ser (tomo esta idea del pensamiento de Heidegger). Pero sí es posible en tanto fenómeno que nos incita a pensar esta idea como marco referencial para poder comprenderlo, aunque solo sea abductivamente. ¿Una persona puede contener la totalidad de los recuerdos suscitados por sus sentidos, activa o pasivamente?¿Cómo pensarlo sin caer en la tentación de invocar la idea de la omnisapiencia?¿Sería lo mismo llamarlo omnicognoscencia u omniconciencia? El cuento hace una distinción respecto a esto: Ireneo Funes solo tiene recuerdos materiales que, aunque ilimitados y de exorbitante cantidad, no le significan a sí mismo la virtud del pensar. Tiene la habilidad sobrehumana de recordarlo todo en tanto imágenes, sonidos, palabras oídas, formas, detalles milimétricos, pero a la par está imposibilitado de abstraer conceptos, aunar grupos de imágenes en una misma palabra; en un mismo significante (“desagrado de que los 33 orientales requirieran dos signos y tres palabras”). Para Ireneo el significante y la significación son una misma cosa, idiferenciada, es decir que cada objeto que pueda pesquisar de su mundo circundante es una pura significación, sin ningún tipo de representación simbólica. Ni siquiera le sería posible contener una categoría fundamental como la del tiempo, debido a que no contempla la permanencia de ningún objeto en la extensión del mismo: “le molestaba que el perro de las tres y catorce (visto de perfil) tuviera el mismo nombre que el perro de las tres y cuarto (visto de frente)”. A cada segundo una cosa ya no es más esa cosa. Tal como Heráclito lo planteaba desde el razonamiento, Ireneo ve y siente el mundo de esa manera pero con la diferencia abismal de que no es un razonamiento sino lo puramente real: las cosas, o los detalles que recaba, son lo que son y nada más que lo que son ante sus sentidos. Si trajésemos el modelo del ramillete invertido de Lacan podríamos pensar que Ireneo solo ve la imagen real: el florero sin las flores o las flores sin el florero. Cabe preguntarse ¿cómo podría mantener Ireneo su identidad, si al verse cada verse cada vez en el espejo se sorprendiera y no se reconociese? ¿Sería una perpetua tramitación de una imposible incorporación de una imagen de sí mismo? La imagen admirada por aquél gran Otro ¿acaso no se perdería en menos de un segundo siendo así un ideal imposible y terriblemente frustrante?
A nuestro narrador en primera persona estos hechos le resultan inquietantes y puede leerse una frase al respecto: “Lo cierto es que vivimos postergando todo lo postergable; tal vez todos sabemos profundamente que somos inmortales y que tarde o temprano, todo hombre hará todas las cosas y sabrá todo”. En esta frase se condensan diversas cuestiones que llaman la atención. En primer lugar, que la posibilidad de recordarlo todo, saberlo todo o hacerlo todo, es una clara fantasía de omnipotencia que ha puesto de manifiesto nuestro narrador con su consecuente frustración. Es decir que le resulta trágica la imposibilidad de contener todos los recuerdos que se perdieron con la muerte de Ireneo. En segundo lugar que uno posterga las cosas porque puede elaborar una idea simbólica que les da permanencia en el tiempo y les da una ilusoria propiedad de inmortalidad; ilusión que llega a su desencuentro con la irrupción de la muerte. Para Ireneo esta ilusión ya no podría existir: todas las cosas se le mueren sin siquiera haber podido asentar una mínima relación identitaria.
¿Qué he sentido al leer este cuento? Quizás una profunda sensación de vértigo; de fragmentación incontenible; de imposibilidad de asideros. Lo podría expresar con analogías tales como vasos que se rompen y cuyos líquidos contenidos en ellos se pierden en la inmensidad del océano. Ninguna forma puede contener ningún conjunto de moléculas, ni ninguna forma molecular puede contener ningún átomo, etc. La imposibilidad de asociación impide a la vez la diferenciación del yo frente a la totalidad del Ser. Es el vértigo de ser completamente deglutido o desintegrado por el todo.

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